martes, 15 de julio de 2008

COMO EN UNA BICICLETA…………


Sí, creo que la vida ha sido como andar en bicicleta, cuando ya estás arriba de ella, hay que peladear y peladear para seguir el camino, cuidándonos de no mirar mucho hacia atrás para no tropezar con lo que se nos viene adelante y así no caer. Llevando los recuerdos de los caminos pedrosos y difíciles que dejamos en el pasado, aprendiendo de ellos las dificultades de su camino.


Y si caemos de ella, como ciertamente lo haremos, debemos tratar de pararnos y subirnos aunque sea con sacrificio, pues si nos quedamos mucho tiempo en el suelo, nos arriesgamos a que sea más difícil el volver a tomar nuestro norte.


Es como en una carrera, la carrera de la vida, muchas van lentas, casi no pueden mover sus pedales, pues el que las impulsa ya no tiene fuerzas ni esperanzas o porque ya no sienten la necesidad de seguir luchando en su camino. Otras han pasado más rápido que nosotros, pues su andar es diferente, tal vez porque su bicicleta tiene mejores condiciones que las nuestras, pero no debemos desmayar por eso, pues la experiencia me ha enseñado que la meta siempre seguirá ahí mismo, esperándonos. Esa meta que cada uno tiene en su corazón.


Creo que son muchas las formas de andar en ella, pero lo importante es cuidar de nuestra velocidad, mesuradamente, sabiamente, tranquilamente, parando cuando sea necesario y siguiendo cuando hay que hacerlo.

Admiro la fuerza y fortaleza de la Sra. Betancourt y su temple para seguir adelante, no sé de su ideología política, ni su postura frente a la vida, pero la fuerza con la que sus piernas peladearon y no desvanecieron es increíble, tal vez conocía la historia de Job y toda su entereza en la vida que le tocó vivir. Él nunca perdió las esperanzas en DIOS, nunca se rindió, tal vez en muchas ocasiones sintió que ya no tenía fuerzas suficientes, como a todos nos ha pasado, pero nunca perdió sus ganas de volver a subirse a su bicicleta.

Pero lo que más he aprendido a lo largo de mi corta vida, es que no importa si tu bicicleta es de una excelente marca, o si está antigua y oxidada por los años, somos nosotros los que le damos la fuerza aunque sea a paso lento, llevando si es necesario un asiento trasero para poder recoger a nuestro prójimo que ha caído y poder encaminarlo. Y por supuesto nunca olvidando la luz delantera para que nos vean en el camino, esa luz que solo el Señor nos puede dar.

Y como andas tú…….

3 comentarios:

Alejandro Vega dijo...

... Pedaleando también a veces cuesta arriba y otras cuesta abajo, pero feliz...
Saludos!

Anónimo dijo...

Hola Claudia.Muchas gracias por tu visita a mi blog y por tus palabras.Me identifico mucho con esta reflexion,ya que en Cuba,toda mi vida ande en bicicleta ya que es el transporte mas comun y accesible para la gente,y aqui seguimos,pedaleando sin desmayar.Nos seguimos leyendo.

Saludos =)

Keila dijo...

Ay, ¿te confieso algo? ¡No sé andar en bicicleta! :( Sí, me da un poco de vergüenza, pero comprendo la lección y me quedo con la figura, je, je. Un abrazo!